Con el frío en vena
y la rama mustia ennegrecida
René encendió el bidón de gasolina.
Imaginación de locas es la casa.
No le culpo,
tres meses sin Lorenzo marchitan a un cualquiera
Kant, el pobre,
creció entre sopas insípidas,
amargo té calentito sin azúcar.
Noches de ulular del viento gélido.
Sin apenas entrecruzar historias
de familia cien veces repetidas.
“¿Cuando el niño, te acuerdas, eh, te acuerdas?”
Sin tortilla de patatas
Ni vino recio de Rioja turbio
cada cucharada era un deber,
cada trago un revolver.
Pobre
Y aún así le salvaron las estrellas.
¿Cómo culparles, cómo enjuiciarles?
Desde esta terraza alicantina,
Con una cerveza fresca entre las manos
El jamoncito a tiro de una piedra
y el sol barriendo a cántaros las nubes.
No, I’m sorry, no.
Aquí y ahora me niego.
Sin ser
mi yo calenturiento podrá jamas crear
el momento feliz que estoy viviendo.
2 comentarios:
me alegro... la cerveza no da la felicidad pero el jamón sí
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