domingo, septiembre 07, 2008

La Dama del Alba (obra de teatro en tres actos de Alejandro Casona)


Señoras y señores: segundo libro del año. Para que algunos me acusen luego de indisciplinado.

Con la conciencia clara de que este blog no busca la erudición ni la estructura académica, me niego a presentar la vida de Alejandro Casona (por lo visto el también se negó pues no escribió autobiografías sino obras de teatro). En fin a lo que vamos:

Un cuento para nostálgicos sería el resumen de esta obrita teatral que dibuja bajo la apariencia cándida de sus personajes conflictos humanos, humanamente terribles. ¿Hasta dónde llega el amor, hasta dónde llega el perdón? Sacrificar la vida por el amor de alguien que nos ama es heroico. Hacerlo por el amor de alguien que no nos corresponde es propio de locos o de dioses. Hasta aquí el resumen de la obra. Un hombre terriblemente orgulloso y humano que está dispuesto a renunciar a su vida y a su verdadero amor, por lealtad a alguien que le fue desleal.

Sobre este drama Casona vertebra su historia. Una historia de diálogos, de palabras y de voces que pronuncian esas palabras. En teatro escrito ser es hablar y las palabras redondean a los personajes. Casona elige cada palabra y con cada palabra nos muestra el alma de cada personaje. Pocas veces he vuelto atrás para leer algo, habitualmente lo que me importa es la historia, pero aquí la historia son las palabras (ojo) aquí las palabras no crean la historia sino que las palabras son la historia.

Para acabar una reflexión sobre mi propio texto. Antes he escrito que sacrificarnos por alguien que no nos ama es propio de locos o de dioses. Convendría matizar que más que propio de dioses en Casona ese comportamiento es reflejo de la parte de Dios que todos llevamos dentro.

2 comentarios:

Javier García dijo...

imaginemos: tengo quince años y toda una vida por delante. alguien que no me conviene -no sé quién dice eso, pero en fin, pasémoslo por alto- me dice que me vaya con él, al prado, a ver pastar las vacas, a ver crecer la hierba, a fumar. yo voy, lo dejo todo y desde el primer día hasta el último sufro.
luego, un día, bajo al pueblo a hacer recados, con la esperanza de huir. pero cuando llego me hacen un homenaje, y me dicen que qué valiente, que eso si es amor, que qué fuerte lo mío, que siga así.
señores, tenemos un problema.

Mundi dijo...

He cogido experiencia.Gracias por el comentario. Me encantan las vacas, la hierba no tanto (a excepción de la del campo de fútbol) El tema está en que hay distintos tipos de compromiso. Exigir la misma dedicación a todos y cada uno es una estupidez. Mi compromiso con la empresa es importante, pero muchísimo menos que el compromiso con mi familia. Los vínculos diversos y la lealtad debida a cada uno también.
Señor amigo de las vacas ¿a qué está siendo leal, a una eterna acampada hippie? pues mire usted aunque le alaben por el mismo atractivo que tiene la lealtad humana, ha errado el quien y el cómo de la lealtad.
No sé, me has hecho pensar demasiado, gracias.