La Odisea (Homero)

Uno no puede funcionar por ahí sin hablar de la Odisea, es de mal gusto, chirría y amenaza nuestra imagen social. Porque claro, es un clásico (léase por favor la palabra clásico en voz baja y grave). Dogmas a parte una de las peculiaridades de la Odisea es que, en contra de lo que se pueda pensar, es un libro entretenido.

Entender la Odisea es un ejercicio arqueológico en pleno siglo XXI, arqueológico porque para entenderla hay que acudir al sentido común, y éste se halla lejos de la corteza cotidiana de nuestro tiempo. Preguntarle a un niño es probablemente una de las formas más sencillas de entender las cosas. Porque si tu le cuentas a un niño la Odisea y le preguntas por qué vuelve Ulises a casa te dará un respuesta aparentemente sencilla: para estar con su mujer.

Digo aparentemente porque la realidad de la historia, el eje entorno al cual se centra es algo que hoy en día es de difícil comprensión. Replanteemos la cuestión. Ulises, príncipe Aqueo victorioso en Troya se nos aparece en la historia como invitado de la diosa Calisto, "mujer" de singular belleza que enamoradísima de Ulises, le ofrece a éste la inmortalidad con tal de que permanezca con ella. Y aquí está la verdadera odisea: comprender que Ulises elija marcharse a un tumultuoso viaje renunciando a la inmortalidad para reencontrarse con Penélope. Para volver a su hogar: inicio y llegada, impulso y destino a la vez.

Penélope, hogar, rutina, vejez y en frente eternidad,belleza, juventud. Es fresco, crema, que ya en los inicios de la literatura se vea como las historias, las aventuras se entienden, se inician por el rostro de alguien a través del cual queremos vivir. En definitiva y para acabar el año positivos, me encanta que desde Homero hasta Fedor, pasando por Mudejar y Toboso la literatura vuelva y vuelva siempre al amor como motor del mundo.